viernes, septiembre 16

<La flor no nace para ser hermosa; nace para ser flor. Su belleza requiere que quien la mire tenga la capacidad para descubrirla. Pueden pasar a su lado cientos, miles. Algunos ni siquiera se pe percataran de su existencia, otros no encontraran en ella nada singular que la haga resaltar del paisaje que la contiene. Habrá quienes pensarán solo que es una flor más. Aun tal vez aparezcan los que le dedicarán un par de miradas, atraídos por su colores, y seguirán su camino. Pero en algún momento surgirá quien no la considere una flor más, quien tenga todo el tiempo necesario para deleitarse observándola en cada milímetro, quien descubra nuevas sensaciones al acariciar sus pétalos, quien no siga de largo y decida que es una flor demasiado hermosa para no disfrutarla. La llevará a su propio jardín, donde pueda tenerla cerca para quererla apreciarla, dejarse cautivar por ella y devolverle esa belleza.>

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