sábado, mayo 28

Y qué se yo, y qué se yo...

Hay ciertas cosas, ciertos momentos en la vida de un chica, que quedan escritos en el alma con el indeleble sello de la amistad y el amor y por lo tanto son inolvidables. Aunque es difícil el momento en que me cuestiono si  las personas que hoy son indispensables para mi mañana estarán, hago lo posible porque, aunque quizás no materialmente, lo estén en el recuerdo que me trae cada cosa que veo. Poco entendible, pero es lo que rondaba por mi cabeza un sábado a las 19:39 después de cruzarme con una conocida que no veía hace 10 años y me recibió con tanto amor en medio de una góndola de supermercado.
Algo curioso, de lo que siempre me acuerdo, es que en una película -Un dulce atardecer- que nunca terminé de ver, hay una escena en la que la actriz principal cuenta a un muchacho, que su amigo le decía tales cosas como "Tu árbol es el Jacarandá. Tu piedra es el ónix. Tu ave es el colibrí [...]" y ella, siempre que observaba un colibrí, una ónix o un Jacarandá, involuntariamente lo recordaba.
 Pues el propósito del muchacho al relacionar a su amiga con esas cosas era ese, que lo recuerde a pesar de que los años pasen y vaya uno a saber qué vaya a pasar entre ellos.
¡Y a eso voy! No se si es que  "gracias" a mi memoria nunca voy a olvidar a nadie, porque, si lo veo de otra manera, me resultaría triste que a mi no me recuerden; y por eso preferiría no recordar. Pero qué se yo, siempre voy a tener presentes a todos los que se crucen en mi camino, aunque sea al panchero de Pancho 99! Tengo una gran memoria y no se si agradecerlo, pero aunque sea no voy a olvidar a quienes definitivamente no debo olvidar, a cada persona importante para mí (que sé que el tiempo separa, y bastante, (lo pude comprobar hace unos años) pero siempre los tendré presentes por una u otra cosa)

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